miércoles, junio 07, 2006

Tres entradas ejemplares

Prefiero la palabra entrada a post; es más sugerente, invita a más y, por supuesto, es más fácil de pronunciar.

Lo bueno de la blogosfera es que hay blogs soberbios, en intenciones y resultados. Hay mucha frescura, están repletos de ideas y de calidad; también, y sobre todo, de humanidad. He aprendido mucho en este par de meses de lectura.

De lo que suelo leer (a la derecha) rescato hoy tres entradas que derrochan ingenio, literatura y, como siempre, humor. Extracto o copio directamente; lo suyo es leerlo en la entrada original, pues la letra, el diseño, hablan también.

* En el blog Tras los pasos de Atreyu, con el título de Se vende (en el que Pam habla de la protagonista de Sexo en Nueva York) me he encontrado con este trallazo soberbio, con este disparo a bocajarro y muy muy certero:

"Me venden un subproducto, “ponga una neuras” en su vida, perfumada con Channel… como modelo de felicidad a la americana. La judía mona que hace y deshace, que pasea su nariz gigante por la quinta y la sexta. Estilo anoréxicas fashion victims by Jordi Lavanda. Pos va a ser que no. Va a ser que me quedo con la que sufre por llegar a fin de mes, sacia sus ansias consumistas en un ZARA cualquiera, y es feliz engullendo madalenas con Nocilla y viendo capítulos grabados de FUTURAMA. Uséase, aquí la menda, que ha engordado la hostia porque el amor sienta de la hostia. Encantada de conocerme."

* En el blog de Soy Coco, Coco escribe con un sentido del ritmo envidiable y con gran imaginación. Humor y ternura son sus armas. Esta entrada me ha sorprendido y emocionado:

"lunes, junio 5.

Mi abuela decía que la felicidad es efímera, como un pellizco de azucar; se deshace en la boca, llenándola con ese sabor dulzón que al instante se desvanece y desaparece dejando sólo la huella de un recuerdo y las ganas de comer más. El dolor, en cambio, es como un tatuaje indeleble. Si lo miras, quema; si lo ignoras, muerde. Hoy parecía que el tiempo se me escapaba. Lo notaba pasar, como si fuera una bocanada de aire viciado. Con ese olor que tienen los locales cerrados, de polvo húmedo, de no ventilar. Y me han dado ganas de empujarlo, como se empuja con el dedo el ratón porque la página tarda en cargarse, porque tengo comprobado que así el tiempo tarda más en pasar, y la página nunca termina de aparecer. Como cuando observaba fijamente el reloj en la pared de la clase y la profesora no se iba. Era un reloj grande de latón y viejo, con chasquidos de lata, con un crucifijo de madera a un lado, y el retrato de franco, mirando de reojo, al otro. Los relojes digitales hoy en día parece que van más rápido, qué gran avance, en lugar de correr van dando saltos.
Esta tarde, estaba sentado en la terraza de un bar y ha venido un poeta sordomudo que vendía poesías. Las llevaba escritas en trozos de papel. Las repartía por las mesas y si alguna te gustaba la comprabas por la voluntad. Me gustaría hacer eso con mis posts, pero en vez de una moneda, yo sólo quiero un comentario. O dos."



* En el blog Basta de bastas, Pussy Galore (valenciana en Edimburgo) habla de lo que se come allí (no se pierdan la sección enlatados), de cine, de música, de un millón de cosas y todas sin desperdicio. Esta entrada, La carcajada, me ha sorprendido por su capacidad de análisis y de observación, por su plano genérico que, sin embargo, no pierde detalle, por su sentido del humor y por su ternura:

"La carcajada

Supongo que todos de alguna manera lo hacemos. Comparamos las ciudades que visitamos con la que nos ha visto crecer. En mi caso, yo las mido según Valencia, lo que significa que busco el rio que la cruza, el casco antiguo y me sorprende (y duele) la más mínima cuesta.
Edimburgo tiene un canal suburbial, el casco antiguo no difiere mucho de la llamada New Town y como Roma, descansa sobre 7 colinas. Pero esto empieza a sonar al discurso del español que viaja al extranjero y se queja constantemente del clima y de la comida, porque nadie cocina como su madre. Y no hay nada que más odie que esos clanes cerrados de ibéricos que se mueven en masa, como los tunos. No, la capital escocesa es estupenda, pero tantos años fuera de casa me provocan días de desencanto como hoy. Frustración tanto por esas cosas obvias que echo de menos como por los hábitos locales a los que no me acostumbraré. Nimiedades tan insignificantes como el café sin azucar y la ausencia de la aceitera en la mesa de los restaurantes. Son en definitiva gestos tontos que forman parte de un hábitat que no es el mio, el adquirido.
Nunca entenderé esa impaciencia por cerrar las tiendas a las 6 de la tarde, teniendo en cuenta la fiebre consumista que plaga el pais. Pero sobre tiendas hay otros millones de cosas que rompen los esquemas de esta pobre alma mediterránea. Que los kioscos provean leche y pan me altera, especialmente porque los hornos sólo venden una selección de pasteles de carne de rellenos imposibles. Aunque lo que todavia no he superado es que los estancos no vendan tabaco pero se cobren las facturas caseras de la electricidad y el gas.
Claro que aún no he empezado con los medios de transporte. La primera vez que vi un perro en un autobús pensé que habia algún tipo de error. La segunda, el perro en cuestión me puso las patitas encima, qué tirria, pero esto es parte de mis fobias. El tráfico consta de utilitarios, nadie conduce moto, opción comprensible teniendo en cuenta el clima atlántico. Los conductores son respetuosos, no se saltan semáforos, nadie aparca en doble fila y si beben no conducen. Asi de aburridos son, los pobres. Pero lo mejor de todo: las autopistas son gratuitas pero te cobran por cruzar un puente!!
La tele también esconde sorpreasas: la BBC no tiene interrupciones publicitarias y las pelis clásicas en lugar de programarlas de madrugada, para los insomnes como yo, las pasan por la mañana, para las amas de casa. Los parques carecen de árboles, las calles no cuentan con el cobijo de los balcones, porque éstos no existen, nadie sabe lo que es el membrillo.
Hay otras cosas, tantas que esta lista se queda en superficial... pero si hay algo que de veras echo en falta es la carcajada. Aqui ante algo gracioso exclaman: "oh! that's so funny!" pero pocos lanzan una de esas carcajadas saludables que proviene del estómago y que contagia a cualquiera que esté cerca."

4 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Yo también prefiero entrada. Es más nuestro, como nuestras propias elecciones.

Pam dijo...

Gracias por recortarme y pegarme en tu casa. Me alegro mucho de que te haya gustado mi texto. Fue un arranque de ésos que le dan a veces a una cuando se enfada con el mundo. Saludos!!!

Pussy Galore dijo...

Mil gracias! es todo un honor! (me he sonrojado)

Enrique Ortiz dijo...

Faltaría más, gracias a vosotras. :)

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