miércoles, enero 28, 2009

Lo que uno esconde (con Wong Kar Wai de fondo)

Eso que uno esconde.

Como eso que escondimos un día porque no queríamos que nadie lo viera y pensamos que estaría mejor así, a salvo de las manos y las miradas.

Sí, lo que escondimos y olvidamos y una tarde, de repente, repasando papeles y fotos viejas, volvimos a descubrir y en un instante, pura magia, se unieron el pasado y el presente dando forma a un tiempo extrañísimo, ya sin tiempo.

Lo que escondimos de todos, y guardamos, y olvidamos, y esta tarde fría de enero viene de golpe, como de ninguna parte.

Lo que uno sabe de sí y no ha contado nunca; un sentimiento, una sensación, puede que un secreto que escondimos para que no se supiera, y a fuerza de tiempo y de lugares ya no es nuestro.

Me pregunto si uno no será todo lo que esconde, lo que no ha pronunciado, lo que nunca ha contado a nadie.

Como un magma ardiente que no se ve, como el silencio entre dos notas, como lo que queda entre los reglones, entre las líneas de los espacios que nunca volverán a ser nuestros.

Pienso en todo lo que hemos escondido.

Pienso en lo que encontraremos, alguna tarde helada, al compás de un violín tan dulce como un sorbo de miel y cintura.

Y pienso, sobre todo, en lo que guardamos y nunca volveremos a encontrar.

Eso me interesa.






Hace un año: Dos poemas de Carlos Pardo

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, yo guardé la tasación del piso y no la encuentro, creo que nunca volveré a encontrarla y no porque no quisiera que nadie la viera. En esas ando hoy, así que tu entrada me va estupenda (aunque se que no van por ahi los tiros)

Anónimo dijo...

Son tantas cosas lo que escondemos a los demás, que aunque te digan que eres como un libro abierto, hay cosas que las tienes escondidas hasta para una misma y de pronto con un paisaje, una música, una conversación se te agolpan en la mente. Un beso. Mam.

Enrique Ortiz dijo...

Jejeje, qué risa. Me ha encantado esa salida. Hubiera preferido un título así: ¿Dónde coño habré puesto la tasación de la hipoteca que no la encuentro ni p'atrás?. Un saludo :))

Y lo más importante, mam, es lo que uno ha escondido y ya no recuerda que lo ha escondido y, de repente, lo encuentra. Eso es. Un beso.

Anónimo dijo...

Aunque tampoco van los tiros exactamente por ahí, tu reflexión me ha recordado un discurso de Javier Marías que también habla de caras y cruces, de luces y sombras en la literatura y en la vida. Copio y pego, aunque es un poco largo:

Discurso pronunciado por Javier Marías en Caracas el 2 de agosto de 1995, durante la ceremonia de entrega del Premio Rómulo Gallegos:


"Parece cierto que el hombre —quizá aún más la mujer— tiene necesidad de algunas dosis de ficción, esto es, necesita lo imaginario además de lo acaecido y real. No me atrevería a emplear expresiones que encuentro trilladas o cursis, como lo sería asegurar que el ser humano necesita “soñar” o “evadirse” (un verbo este último muy mal visto en los años setenta, dicho sea de paso). Prefiero decir más bien que necesita conocer lo posible además de lo cierto, las conjeturas y las hipótesis y los fracasos además de los hechos, lo descartado y lo que pudo ser además de lo que fue. Cuando se habla de la vida de un hombre o de una mujer, cuando se hace recapitulación o resumen, cuando se relata su historia o su biografía, sea en un diccionario o en una enciclopedia o en una crónica o charlando entre amigos, se suele relatar lo que esa persona llevó a cabo y lo que le pasó efectivamente. Todos tenemos en el fondo la misma tendencia, es decir, a irnos viendo en las diferentes etapas de nuestra vida como el resultado y el compendio de lo que nos ha ocurrido y de lo que hemos logrado y de lo que hemos realizado, como si fuera tan sólo eso lo que conforma nuestra existencia. Y olvidamos casi siempre que las vidas de las personas no son sólo eso: cada trayectoria se compone también de nuestras pérdidas y nuestros desperdicios, de nuestras omisiones y nuestros deseos incumplidos, de lo que una vez dejamos de lado o no elegimos o no alcanzamos, de las numerosas posibilidades que en su mayorías no llegaron a realizarse —todas menos una, a la postre—, de nuestras vacilaciones y nuestras ensoñaciones, de los proyectos frustrados y los anhelos falsos o tibios, de los miedos que nos paralizaron, de lo que abandonamos o nos abandonó a nosotros. Las personas tal vez consistimos, en suma, tanto en lo que somos como en lo que no hemos sido, tanto en lo comprobable y cuantificable y recordable como en lo más incierto, indeciso y difuminado, quizá estemos hechos en igual medida de lo que fue y lo que pudo ser.
Y me atrevo a pensar que es precisamente la ficción la que nos cuenta eso, o mejor dicho, la que nos sirve de recordatorio de esa dimensión que solemos dejar de lado a la hora de relatarnos y explicarnos a nosotros mismos y nuestra vida".

Un beso. M.

Enrique Ortiz dijo...

Qué lujazo, M., mil gracias. Otro día lo corto y lo pongo entero en el blog, en Casa de Citas. Un beso :)))

Anónimo dijo...

Qué buen fondo. El violín es un instrumento mágico, que puede sonar a gato destripado o a lágrimas de ausencia, como éste.

Me ha encantado lo de la tasación; yo he perdido un plano de la casa que me vendría de perlas ahora, que quiero venderla, jajaja.

Pero no suele gustarme encontar cosas perdidas, al menos esas cosas que estaban voluntariamente escondidas, como para no volverlas a ver, pero sin atrevernos a tirarlas del todo. Es como recordar algo que he querido olvidar, o darme cuenta de que había olvidado algo que tenía intención de guardar sólo para mí.

Qué lío, ¿no?

Anónimo dijo...

La de la tasación soy yo, que por olvidar, olvido hasta poner mi nombre.Un beso. Cuti

Golem dijo...

Nosotros creemos que en casa hay un agujero negro, una conexión con el hiperespacio por la que de vez en cuando desaparecen objetos que estamos seguros que pusimos ahí, que dejamos ahí. Y de repente un día vuelven de algún universo paralelo, en el que no estaban escondidos, sino bien visibles. Y ese día nos asombramos y nos parecen nuevos.

Me gusta tu idea de que en gran medida somos lo que escondemos. Y en cuanto a lo que guardamos y nunca volveremos a encontrar, a lo mejor o a lo peor, es que hemos perdido la capacidad o el interés de buscar.

Un saludo

SuperWoman dijo...

Mi casa es una superlocura... aparecen y desaparecen cosas continuamente (sea de manera espontanea o completamente a proposito). Estoy empezando a pensar que en lugar de en un espacio discreto, nos movemos en uno periodico...
Un supersaludo

SuperWoman dijo...

Se me olvidaba, In the mood for love es una de esas pelis que llevo intentando pillar eternamente... (quiza podais escuchar el suspiro alli y todo)
Otro supersaludo

Anónimo dijo...

También hay personas. Gente a la que olvidas, gente a la que encuentras, gente que se te pierde, gente que aparece. Sobre todo, gente que no recordamos (que un día pasaron por nuestra vida y fueron más o menos importantes) y nunca volveremos a encontrar.
Eso me interesa.

José Carlos Darlas dijo...

Si, creo que somos mucho de lo que escondemos, al final solo uno conoce realmente todo su mundo.
...Y que preciosa la música de deseando amar...la película es una joya! saludos

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